Desde el año 2006, cumpliendo mi rol en comunicación, me ha tocado trabajar mano a mano con los distintos presidentes de la Federación Agraria Argentina. Ha sido un honor y un gran compromiso, tanto en la elaboración de mensajes como en el asesoramiento en relación con el manejo de los tiempos y momentos en los que había que decir y callar, emitir opiniones o esperar con atención.
Conocí a Carlos cuando asistió a un encuentro en el Senado de la Nación, en el que asistía como parte de una delegación de dirigentes de FAA que hablarían sobre el cuidado del agua, en relación con la actividad minera. Y, tímido como era, me pidió que les sacara una foto, no cuando exponía, sino con un gran cuadro que había expuesto en una pared de José de San Martín. Tiempo después asumió como secretario de Finanzas y luego, como presidente.
Muy rápidamente logramos tener una gran comunicación. Era un hombre muy sencillo, muy enfocado en su familia y en la defensa de las economías regionales y de los pequeños y medianos productores. Todas nuestras charlas siempre empezaban enfocadas en estos temas, de gremialismo y política, en ver cuál era la mejor estrategia para posicionar los reclamos de los federados, en el país y en la región. Pero humanamente, Carlos era tan creyente y tan persona, que solíamos terminar conversando largos ratos, de muchos más temas.
Como jefe, siempre escuchó, se dejó asesorar y supo asimilar todo lo que le proponíamos para lograr mejores resultados. Y como persona, siempre se mantuvo humilde, con los pies en la tierra y el corazón también en ella, así que fue muy lindo haber compartido estos años de trabajo conjunto.
Hoy nos toca apuntalar a Mary, su esposa, una federada que caminó junto a él todo este tiempo, con quienes ansiaba volver tras largas jornadas de trabajo en Rosario o en CABA, para compartir las labores de la finca y lo inherente a su familia. Y acompañar también a sus hijos, Cristian, Micaela, Carlos y Gianella, que han perdido a un gran padre. Fueron y son una familia hermosa, que acompañó a Carlos en todo el sacrificio que llevó adelante en este tiempo en que le tocó conducir a una entidad que sufrió recortes y tuvo que atravesar momentos muy duros. Vaya a ellos también mi abrazo y mi reconocimiento, porque Carlos siempre, siempre, pensaba en su querida FAA y en su familia.
Quiero terminar estas breves palabras recordándolo con una sonrisa. Siempre que nos tocaba hacer algún artículo de opinión (como el que nos quedó sin difundir esta semana) o un comunicado de prensa que sabíamos podía tener mucha repercusión, me decía: “Desenchufá la heladera, y que se pudra todo” … Era una frase graciosa, porque venía como corolario de grandes debates, de muchas consultas y de concienzudos análisis de su parte, del del equipo que lo acompañaba en la dirigencia, y del intercambio conmigo, para buscar las palabras más adecuadas… La heladera nunca la desenchufamos sin pensar en las repercusiones, persiguiendo el bien de la entidad, de los productores y del país, pero era nuestro código de trabajo, que nos permitía mantenernos enfocados en las consecuencias de lo que se comunicaba.
Hoy nos toca despedirlo, Dios sabrá por qué, con la certeza de haberlo acompañado de manera íntegra y comprometida en la misión que cumplió, en la defensa de los pequeños y medianos productores agropecuarios argentinos. Se te va a extrañar, Carlos. Me tocó empezar a acompañarte como dirigente. Hoy es un día muy triste, porque tengo que despedir a un amigo.
Y como terminábamos todas las editoriales, los discursos y las presentaciones que escribimos en estos años, un abrazo federado, continuaremos acompañando la lucha que mantuviste, con las banderas en alto, y los principios intactos.
Vanina Fujiwara
Jefa de Prensa de Federación Agraria Argentina
Integrante de Red Mujeres Rurales
Red Mujeres Rurales despide junto a Vanina Fujiwara a un gran dirigente y amigo